Idoia Asurmendi – Elizondo

idoia

 

Idoia Asurmendi Garcia (21 de noviembre de 2000, Aramaio). Hace dos años comenzó los estudios de Pedagogía musical en el Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene, y ahora vive en Donostia. Idoia siempre ha estado rodeada de canciones y desde muy pequeña empezó a experimentar con los instrumentos de su casa. En el instituto conoció a la poeta Maria Oses y así nacieron sus primeras composiciones. En 2020 decidió formar una banda que vistiera sus canciones para grabar su primer disco, “Ilun eta abar”, que será publicado el 23 de abril de 2021.

El verano pasado se vio que el caso de Idoia es uno de los más peculiares de la escena vasca. Con el boca a boca y sin publicar ningún tema, consiguió enlazar conciertos llamativos donde colgó el cartel de “Sold Out” en espacios tan emblemáticos como Jazzaldia, Museo Chillida Leku, Donostia Festibala…

 

Con «Aulki jokoa» anunció su primer disco. Un tema conmovedor que nos muestra su lado más sensible. Una melodía al piano que recoge la intensidad del pop británico, a la que suma aire folk otoñal del País Vasco para invadir y rodear un texto de ausencias y amor familiar que te encoge el alma.

Munstroa” juega con los miedos y los afectos hasta acompañarte en una noche donde los pegadizos coros enseñan el camino de salida. “Viejo refranero” es un canto a la vida; una luz optimista del mejor pop, que cuenta la historia de sus abuelos. “Hitzetan” cabalga en el folk americano a ritmo de rhodes. Imposible no subirse a bailar tras un texto de su paisano el bertsolari Xabi Igoa.

25. artikulua” es un tema redondo, de esos que parecen clásicos o compuestos hace años, en el que Idoia comparte protagonismo con Eñaut Elorrieta. “Mundo al revés”, cantado junto a sus hermanas Bea y Nerea, juega por ritmos de bossa nova y otras latitudes más calurosas. Con “Lo kanta”, todo se para, no hay juegos, una nana donde aporta sus mejores registros como cantante y pianista.

Una versión de “Viejo refranero” grabada junto a la Euskadiko Orkestra dirigida por Fernando Velázquez cierra el disco, y no hace sino poner de manifiesto que sus canciones no tienen límites en arquitecturas sonoras porque tienen lo fundamental: calidad, sensibilidad e historias construidas bien por su imaginario, bien por el de Maria Oses, que nos tienen en vilo. Nos hacen detener nuestra actividad y nuestro tiempo mientras nos arrastramos a bucear dentro de ellas.